Rumania y el Mundo Hispano

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HOMENAJE A BRANDO.

MUERTE DE UN REBELDE CON CAUSAS

A los ochenta años se fue Brando. Sin despedirse. Su desaparición pública ya la había decidido una década atrás.

Su personalidad contradictoria calificada por muchos de inmadura hubo de sufrir rudos golpes familiares. Sus conflictivas relaciones sentimentales, el exotismo que buscaba en sus parejas y lo explosivo de sus rompimientos lo llevaron a primeras planas de los escándalos de la prensa del corazón en su época de gloria. Luego el asesinato cometido por uno de sus hijos, la turbia relación de éste con su hermanastra, el camino de las drogas y el suicidio de la hija implicada en el triángulo fatal. Todo lo cargó Brando sobre sí, con insolencia y renegando de confesiones sobre su estado de ánimo propio.

Su vida personal lo mantenía en cartelera, en la actuación ya sólo aparecía esporádicamente, apurado por su bancarrota. Había logrado mantener su sitial con un espectacular regreso luego del ostracismo propugnado por la industria del cine, cansada de sus caprichos y su irreverencia. Ofendió a Hollywood en sus centros neurálgicos, usufructuó de ceremonias sacras al sistema como la entrega de los Oscares para publicitar su adhesión a las luchas de las minorías como los negros de Luther King, a la de los indios segregados en su país.

Pagó su precio. Su independencia le costó cara. Toda una prensa servil lo condenó y anatemizó como en los mejores tiempos del macartismo. Su productora propia fue a la ruina y hubo de venderla por nada a los tiburones del área. Sin embargo no renunció a sus convicciones. Rondando los ochenta y como recordando su espíritu iconoclasta lanzó su última revuelta contra “ los judíos que controlan la industria del cine ”.

Se desdijo a los pocos días. Probablemente se sentía demasaiado viejo y cansado para defender nuevas causas.

Fue un rebelde que sí las tuvo , las defendió y sostuvo.

L.V.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

R.I.P. REAGAN. MORIR AL MENOS DOS VECES.

Después del largo olvido interno a que le condenó el Alzheimer,Reagan se sumió en el sueño definitivo. Paradójicamente, al dejar de respirar otorgaba una bocanada del oxígeno vital al régimen de su sucesor en la presidencia EUA. Este aprovechó hasta más allá de los límites la muerte del ex presidente, necesitado al máximo de acontecimientos que opaquen los tintes trágicos de sus aventuras sangrientas. No se puede negar el éxito de su empresa mortuaria –farandulesca. Convertido EUA en único super poder, el coro de lamentaciones de los países allegados no sólo acompañó sino que gritó más fuerte sus loas a la administración del fallecido.

Muy a sotto voce , audibles con dificultad se dejaron oir las voces que, desafiando la extendida práctica de que “ a los muertos sólo de bien ”, se esforzaron en advertir y recordar que la era Reagan readujo en la escena mundial la política del garrote sin zanahoria, de exclusión del diálogo e imposición de la fuerza en detrimento de la razón.

Con él se forzó una postura de chantaje y aislamiento, desconocimiento de compromisos internacionales, sojuzgamiento de organismos mundiales como la ONU, UNICEF, UNCTAD, etc, intervención desembozada en soberanías de países y continentes.

Con el fallecido presidente, EUA entró a jugar unilateralmente en la escena global. Una vuelta al totalitarismo unívoco se hizo presente y, hay que reconocer, la casi totalidad de los líderes mundiales prefirió inclinar su testa y aceptar su rol de sátrapa ante el riesgo de volar de sus cargos por la imposibilidad de contrarrestar la presión económica y la influencia de los servicios de inteligencia americanos.

Estos han reconocido que bajo la administración del ex actor alcanzaron un desarrollo y poderío insospechado aún por ellos. La ya clásica CIA se vio enriquecida y a la vez competida por el aumento de recursos y poderes de la NSA que alcanzó la vigilancia-control de los rincones más escondidos del planeta.

Reagan apoyó activamente el racismo inhumano y atrabiliario de la Sudáfrica del apartheid, sostuvo económicamente y proporcionó asesoría y pertrechos a tropas de este país en la lucha contra la soberanía en Angola ; Cheney, el hoy vicepresidente de Bush, entonces asesor en las filas de Reagan-imbuído del espíritu del régimen- reclamaba airadamente el mantener a Nelson Mandela “ terrorista negro “, en la cárcel hasta el fin de sus días

Los sueños más atrevidos del conservadurismo americano se cumplían o se echaban las bases para que se impusieran sin trabas en administraciones posteriores, lo que se cumplió con Bush hijo.

Los funerales, grandiosos, plenos de encomiásticas lamentaciones, mediatizados al máximo, no pueden impedir las sombras que lega este conductor que manejó su influencia mundial como un llanero solitario, en loca cabalgata hacia un abismo de desigualdades y en cuya fuga no entraba el considerar sufrimientos ajenos a su logro.

La cobertura mediática del acontecimiento no resulta suficiente para ocultar la visión del abismo en que sume la conducción de los EUA a la humanidad. Como en la película con James Bond, la sola desaparición de Reagan no alcanza a tapar la profundidad de la crisis en que una alocada administración jinetea a sus aliados cada vez más espantados por su ciego galopar.

Para ayudar al actual mandatario, Reagan , el ex cowboy, ex arriesgado comandante del Séptimo de Caballería , en la pantalla pues , al igual que Bush , evitó sabiamente toda participación personal en alguna guerra, debería morir al menos dos veces.

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